Dos viejitos
caminando tomados de la mano, un beso entre dos personas de cabezas blancas o
un tierno abrazo bajo las sábanas de un matrimonio de más de 60 años, son
imágenes que no nos dejan indiferentes: a algunos les genera ternura, pero a
muchos confusión o rechazo. Estos sentimientos por lo general son infundados,
ya que pese a lo que la mayoría de la gente piensa en la tercera edad sí hay
sexualidad.
En un estudio sobre
sexualidad en el adulto mayor realizado en Estados Unidos, en que se consultó a
1.300 personas sobre 60 años, el 48% dijo ser sexualmente activo. De este
porcentaje un 70% reportó estar satisfecho con su vida sexual, incluso más que
a los 40 años, y aproximadamente un 79% de los hombres y un 66% de las mujeres
afirmaron que la actividad sexual es un componente de su relación de
pareja.
A pesar de las
investigaciones se encuentran muchos prejuicios entorno a este tema: que los mayores son asexuados, que
no tiene interés en vivenciarlo, que sus manifestaciones sexuales equivalen a
desviaciones o perversiones, sexualidad es igual a juventud y belleza, etc.
Esto se acentúa mas en el ámbito de la salud, en el cual no se le pregunta al adulto
mayor sobre el estado de su sexualidad, ya sea por ignorancia, falsos supuestos
o miedo a ser ridiculizado.
Es
importante recalcar que las consultas geriátricas de media hora son cortas, hay
que darle tiempo al paciente para hablar y entrar en confianza. El rol del
profesional es quitar el tabú que pesa sobre el tema y validar a la persona
como un ser sexuado.
Bacial, F. (1980).Educación sexual en la tercera
edad.
Fornos, M.(2001).Sexualidad y vejez; psi
gerontología.
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